lunes, 21 de enero de 2013

Lincoln (La película)



"La ley más importante del s.XIX ha sido aprobada a través de la corrupción, la mentira y el engaño".

El 31 de enero de 1865 el Congreso de los Estados Unidos de América aprobó la XIII Enmienda de su particular constitución, quedando oficialmente, abolida la esclavitud, prohibiendo así la "servidumbre involuntaria". Una de las leyes más bonitas de la historia de la humanidad, hecha película. La figura de Abraham Lincoln, uno de los presidentes más respetados de la historia estadounidense, llevada a la gran pantalla por Steven Spielberg, tiene momentos de extrema lucidez y otros de farragosos diálogos. 

Hace poco más de medio año, un aborto cinematográfico como Abraham Lincoln, cazador de vampiros, dejaba a la historia contemporánea y al cine de ciencia ficción a la altura del betún. Por tanto, hacer una película de entramado político, cuidada, y real aunque con margen de creación sobre este presidente, se llevaría halagos. Y así fue, aunque en los Globos de Oro, Argo se llevara todos los méritos. 

El film narra los últimos meses de vida del presidente de la Unión, mientras lucha contra los rebelados del sur a su vez que intenta aprobar esta Enmienda para la historia. Los fugaces meses de 1865 dejan entrever una guerra ganada, un país próspero y un ideario cogido con pinzas. 


Sin duda, los puntos más álgidos de la grabación vienen de la mano de Daniel Day - Lewis (soberbio en su papel, y genial caracterizado) y las trifulcas en la Cámara de los Representantes entre republicanos y demócratas se llevan la palma. Tal vez, los pesados diálogos entre la clase política y una guerra narrada desde una perspectiva donde no es importante, oscurecen un poco el fabuloso trabajo de Tony Kushner como guionista -ya había trabajado con Spielberg en Munich-. El humor agudo es una constante, así como las tremendas reflexiones de un Abraham Lincoln rodeado de un aura celestial, que sin duda le coloca en otro prisma con respecto al resto de personajes. El papel de Tommy Lee Jones como Thaddeus Stevens -líder de los radicales republicanos durante la guerra de Secesión- es brillante. La interpretación de Christoph Waltz en Django le arrebató el Globo de Oro, pero no quita brillo a otra sublime actuación. 

Un film que no se hace largo, tenía las expectativas - debido al enorme reparto y producción que tiene detrás- muy altas, lo que puede hacer caer en decepciones. Aún así, sales de la sala de cine particular con la sensación de haber invertido bien el dinero, que siempre es agradable. 










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